lunes, 31 de diciembre de 2012

Una de capullos


Se tardan horas... en algunos casos hasta días en nacer. Es un esfuerzo sobreanimal. Rompen el cascarón, caen desde 2 metros de altura, sobreviven a depredadores voraces o escapan de la crisálida más estratégicamente protegida.

Nosotros salimos de las caderas más estrechas que podrían haberse diseñado. Ese agujero obturador nos obliga a salir inmaduros, cuando no estaríamos preparados para sobrevivir solos ni en el más remoto de los casos.
Pero salimos de vientres, de cascarones o de agujeros en la arena de la playa.
Cada respiración es un segundo ganado. Cada latido es un entrenamiento más de cara a la vida autónoma.

Y no nacemos sólo una vez. Cada vez que rompemos con el capullo, debemos aprender a usar las alas nuevas. Y si pudimos con la primera llegada al mundo, indefensos, inocentes, ignorantes... ¡¡¡A cada capullo llegamos más preparados!!!!!

Be a butterfly my friend...




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